Explora el mapa en tu ser interior


Autoestima

“No entrarás dos veces en el mismo río”. (Siddhartha)

Las personas vamos cambiando, y con nosotros nuestro ambiente se va moldeando. Podremos ser los mismos, pero nuestro interior se ve modulado ante el ambiente que nos rodea: las experiencias. De ahí que aunque sea el mismo río en el que nos bañemos, nunca será igual, porque su agua cambia.

Si supiéramos la importancia de nuestra autoestima, ese andamio que nos acompañará toda la vida, invertiríamos más en cómo alimentarla y fortalecerla.

La Autoestima tiene mucho que ver, con ese pequeño murmullo, esa pequeña voz, incesante que nos acompaña desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

Nuestro diálogo interno. Lo mismo que si te sientas frente a ese río, en silencio, le oyes murmurar y susurrar su sonido, su agua fluyendo y cayendo por él. Lo mismo es nuestra vocecilla interior, ese murmullo, es una sintonía de vida, que estará con nosotrxs hasta el final. Es una frecuencia, una sintonía de radio, en la que vibro de una u otra manera.

Muchas veces, por no decir que siempre, tenemos la “cura” o la sanación en la naturaleza. Se nos olvida, y nos desconectamos de ella, creyendo que no tenemos nada que ver con la misma, y es ella misma la que nos puede ayudar a sanar. Teniendo ahí, nuestra metáforas de vida, nuestra maestra y guía.

En los primeros años de vida, es justo ahí cuando empezamos a “echar raíces mentales”, la psique se va configurando y con ella, nuestras capacidades cognitivas, como el lenguaje. Lo mismo ocurre en la naturaleza, en la que antes de crecer un árbol, o una planta, empieza a enraizar por dentro y germinar. “Nadie se acuerda ni sabe cómo aprendió a hablar, pero lo hicimos” pero antes de pronunciar la primera palabra, nuestras redes neuronales tuvieron que estar germinando para dar con el resultado del habla. ¿No es increíble? Es inconsciente.

“Dame unas buenas raíces y podré sostenerme cuando sea mayor”. 
“Dame un suelo hueco, y caeré”.
“Al final las personas, volvemos a donde fuimos felices”.


Amor

Es el eterno tema de la humanidad, capaz de desatar las mayores tempestades internas, o las más violentas guerras y leyendas, hasta alcanzar el núcleo de nuestra felicidad.

El Amor, inspira y nos hace respirar. Es lo que todxs queremos, de lo que nos nutre y nos hace aflorar y florecer. Sin Amor, no hay vida, no hay vínculo, no hay unión ni con unx mismx. El amor es el motor de nuestra vida y también en otras ocasiones la cuna del “mal trato”.

Es increíble lo que somos capaces de hacer por Amor, y lo que creemos que podemos entender por Amor.

Es incomprensible cómo en nombre del Amor, se mal-entiende y se hacen o crean vínculos de apego feroces, que lejos de ayudar a florecer, nos ayudan a marchitar. Muchas parejas terminarán, porque lo que entienden por Amor, es algo diferente. El cómo Amamos, habla de nosotrxs y de la historia de nuestra vida. “Dime cómo amas, y te diré como te amaron”.

Dale al árbol cariño, Amor, la Libertad de crecer y expandirse. Respeta su crecimiento y ámalo libre, verás las hojas, frutos y raíces que expande. Intenta domarlo, dominarlo, “hacerlo tuyo” y verás como sus hojas dejan de brillar y se achican. Verás como no vive lo que tenía que haber vivido o se acaba por secar.

“El verdadero Amor, es el querer la libertad del otro, y aún en libertad, elegimos permanecer al lado del otro y quererlo en su genuinidad”.

“Si el otro se va, no me caigo, mi vida sigue en curso, tal vez suspendida unos instantes, pero no pierde el sentido de ser vivida”. La vida es inherente al amor, pero no acaba ahí.

El verdadero Amor es respetar el Ser Único del Otro Ser, verlo y vivenciarlo, no querer cambiarlo y desear que deje de ser él o ella para que sea como queremos que sea y se ajuste así a nuestra “creencia” de cómo debe de ser esa persona.

¿Te has preguntado cómo concibes ese amor? ¿Es Amor lo que sientes, o miedo a la soledad y eso te hace “Amar”? ¿Quieres en Libertad, o en la posesión? “Todo aquello que no es libertad, no es Amor, es otra cosa”.

En nombre del Amor, hemos permitido y creado situaciones tormentosas. Todo lo que creemos que debemos “aguantar” por eso que malinterpretamos lo que es el Amor…

“El mejor regalo que le puedes hacer a tu futura pareja, es trabajar en ti, construirte sólidamente para luego poder establecer vínculos verdaderos y no de tortura recíproca”.


Pareja

«Muchas personas crean vínculos que más que obedecer a una unión de crecimiento obedecen a un ideal platónico de cómo es la pareja.»

La pareja en sí, tiene un valor fundamental, es la manifestación de nuestra libertad en elegir estar acompañados temporalmente por alguien más. Es una construcción, un caminar acompañado, una conquista de mantener una felicidad ya conquistada en soledad. La pareja suma, añade y aporta, a mantener lo que nosotros ya habíamos conseguido por separado, y en pareja compartimos. La pareja no es algo idílico, infinito e interminable. 

Como el árbol, puede morir y morirá, quizá con nosotros o antes. Una unión tendrá sus fases y con ella, sus crecimientos y dificultades. Es un proyecto, no un chaleco salvavidas. Las traiciones en pareja, las traiciones a nosotros mismos por mantener la pareja, es el precio que en ocasiones se paga por no vivir en libertad y armonía.


Familia

«La familia es el primer sistema en el que las personas entramos.»

Formamos parte de una unidad. Ésta, se ha ido abriendo a la diversidad, y lo que recientemente entendemos por familia, no es lo que hace unos años se entendía.

Aún así, cada persona, independientemente de cómo haya sido su historia, tiene su propio sistema.

Estudiar en terapia cómo ha sido este sistema, nos abre muchas puertas a la comprensión de nuestro carácter. Algunas de las cuestiones que podemos analizar es;

¿Cómo ha sido mi sistema familiar?

¿Qué mensaje impera en él, de manera implícita o explícita?

¿Qué he sentido que se espera de mi?

¿He “defraudado a mi sistema”?

¿Me han defraudado?

¿Qué estilo de educación he vivido?

¿Cómo me he construido en él?

¿Ha habido algún “precio”, “castigo” o “premio” perteneciendo a él? …

Son cuestiones que se van profundizando en terapia, y gracias a éste, podemos darnos cuenta hasta qué punto nos hemos enriquecido, perjudicado, y/o creado. El carácter, se construye con mis primeras relaciones, y el Amor y la Pertenencia, es lo primero que recae en nosotrxs, nada más nacer. Inconscientemente, nuestro sistema familiar, cubrirá unas funciones que nos acompañarán el resto de nuestra vida.

En la edad adulta, nosotrxs mismxs, crearemos nuestro propio sistema familiar, o nuestra familia. En un sistema, nadie está excluido, pues incluso al que se le excluye, ocupa su lugar. La persona excluida, volverá para retomar su sitio, aun cuando esta “tarea”, recaiga en otra persona del sistema familiar.


Duelos

«Cuando hay que entender que un duelo, es un proceso psicológico por el cual se transita.»

Entender los duelos, en toda su perspectiva, no es tarea fácil. Desde mi visión de terapeuta, es una de los temas que más me siento en la obligación de aclarar. Las personas suelen venir en búsqueda de alivio. Porque han debido de sufrir un duelo, y quieren a toda costa “sentirse” mejor. Cuando hay que entender que un duelo, es un proceso psicológico por el cual se transita. No se puede escapar a él, incluso muchas veces el remedio es llegar a la comprensión y aceptación. Comprensión de lo que me está pasando, y aceptación de que la vida tiene etapas, y por propia psicología evolutiva vamos transitando también por ellas.

Los duelos se pueden intentar posponer, pero siempre llegará en forma de emoción incómoda, sentimientos de resentimiento quizá, que tarde o temprano me pondrán delante de la situación. A veces, no nos atrevemos a mirar de frente, porque todo lo que conlleva un duelo, nos abruma. Hay personas que desde el primer momento pueden mirarlo, y empezar a transitarlo. Otras, sin embargo, necesitan de más tiempo para poder mirarlo y comprenderlo. Existen los bloqueos, o quedarnos en shock, porque no nos lo esperamos y ha sido todo muy repentino. Incluso puede ser, que lo llevamos sintiendo hace mucho tiempo y finalmente fue. En este proceso es importante entender que todo duelo supone un “dejar ir”, una despedida final. Una mirada diferente. Hay duelo por muerte, por finalizar una relación, o incluso por la pérdida de la salud o un trabajo.

Los duelos se van trabajando como se va pudiendo sostener lo que me ha sucedido. Y está bien, darnos tiempo, dejarnos en paz mientras transitamos por él. 

A nivel neuronal suceden también fenómenos, que es importante comprender en psicoterapia.

Algo importante que hay que entender también es el no “dejarse aconsejar”, por la tertulia de amigos del bar. Está bien tener una red de apoyo y amigos, de hecho es muy saludable, porque nos aportan estructura, compañía y distracción. Pero el duelo, no siempre es bien comprendido por el grupo, y nos llevan la cabeza con “deberías de”, “tienes que”… “otra vez estás con lo mismo”… y no nos ayudan mucho a darnos la paz y tranquilidad que necesitamos para transitar. Quizá nos ayuden a distraernos, pero de temas psicológicos, quizá, sea mejor tratarlos con un profesional, donde se crea un espacio libre de juicio, culpa o prisas.

En los duelos, siempre existe una palabra mágica que siempre me preguntan en terapia; ¿Hasta cuándo voy a estar así?

Me satisface contestar con que iremos muy poco a poco transitando por diferentes emociones y colocando sentimientos, pero no somos seres con fechas de caducidad. Por lo que el duelo muchas veces no caduca, se coloca, se trabaja, se transita, se saca aprendizaje y se sigue. Somos seres genuinos, psicológicos, bioquímicos, naturales y sociables.

No somos seres que tengamos que poner fechas de caducidad en nuestras emociones o sentimientos. Más bien, somos seres que podemos aprender e ir sacando lo mejor de nosotrxs mismos, aceptando lo que la vida, en su plenitud significa.


Soledad

¿Qué me pasa a mí cuando siento soledad, o estoy solo?

A nivel general, en la población de hoy día, cuesta entender que hay una soledad sana y otra no tan sana. La sana, más bien alude a la necesidad de retirada de contacto para poder estar con uno mismo, y poder ordenar mis estados internos.

La soledad menos sana, alude a aquella que no deseamos y nos atormenta porque estamos más tiempo del deseado en esta realidad.

Incluso a pesar de ello, hay personas con más necesidad de estar en soledad que otras, por carácter. Saber salir y entrar en ella, es en lo que podemos trabajar. ¿Qué me pasa a mí cuando siento soledad, o estoy solo? Incluso no es lo mismo sentirse en soledad, que solo. Se sabe, que podemos sentirnos bien solos, aún estando acompañados, porque la calidad de la compañía no es la adecuada o porque simplemente estamos en un punto que empezamos a sentir necesitar otra cosa y no hay un ajuste, de lo que espero y recibo. De lo que doy y tengo.

No todas las personas del colectivo LGTBIQ+ sienten soledad, las hay que sin ser del colectivo la sienten o no saben gestionarla. Sin embargo, tal y como está proyectada nuestra sociedad, pudiera existir más probabilidad de padecer de soledad personas que pertenecemos al colectivo. Comparativamente, muchas de nosotros no hemos creado familia, o nos hemos tenido que ir de un pueblo a una ciudad, o simplemente la vida nos ha ido poniendo más dificultad para sentirnos en compañía real. Entendiendo la compañía como la sana, en la que puedo establecer vínculos sanos y una red segura de apoyo. No aquella que me distrae un sábado al mes de vez en cuando. Que eso también está bien y aporta beneficios para la psique de la persona.


Resolución de conflictos

A veces la resolución no llega en forma de paz.

Es tarea compleja a veces ponernos “en el lugar de”. Se trata a veces de entender que cada persona procesa la realidad en cuanto a su sistema de creencias. Cada persona tiene el suyo propio. Salirse de uno mismx, para poder ver con perspectiva el por qué hace cada persona lo que hace, suele ser clave para entender el conflicto

A veces la resolución no llega en forma de paz, armonía o compromiso, sino de distancia, separación o despedida. Si el sistema de creencias es tan diferente al nuestro, aunque podamos acercarnos a su entendimiento no siempre podrá resolverse si alguna de las partes no dispone de la misma intencionalidad que nosotrxs.

Habremos ganado en comprensión, pero no siempre se gana en final feliz. Constituye a veces un duelo, o una nueva reconciliación.


LGTBIQ+

“Las invisibles”, las excluidas, las repudiadas o rechazadas…

Somos la viva manifestación de resistencia, y sí encajamos en todos los sistemas sociales.

Al final un sin fin de términos que se pueden unir a la lista. A día de hoy se ha conseguido cierta normalidad, pero todavía hay países, situaciones, o exclusiones que les afectan. Simplemente por ser, parecer o representar el formar parte de este colectivo. Y es que hay países que simplemente les matan.

El heteropatriarcado es un sistema binomial. Donde los papeles han sido repartidos según tu sexo asignado al nacer.

Se ha borrado toda la intersexualidad, y todo aquello que no se podía dividir entre: hombre y mujer. Aniquilando toda diversidad durante muchas décadas y siglos. Construyéndonos todos iguales. O al menos así se ha intentado. A la vista está que eso es imposible, y el ser humano, por naturaleza es diverso, en cuanto a condiciones, físicos, colores, orientaciones… siempre intentado establecer jerarquías, un orden de mejor o peor, bueno o malo, negro o blanco, judío o no… siempre nos hemos creado una identidad excluyendo al otro, al diferente o castigándole. Lo enfermizo es cuando lo creemos de verdad, y nos creemos dignos de dispensar “el derecho a la vida o no” de otro ser humano

Se nos olvidan otras realidades, por minoría que sean, existentes. Las cuales dan riqueza y dignidad a la condición humana.

La historia está llena de ejemplos. Al final todos han acabado similar: crear un sufrimiento inhumano, aniquilando física y mentalmente partes de la persona… y tras años de dolor y sufrimiento, parar porque no se consigue nada. ¿Qué hay que conseguir exactamente?

Las personas del colectivo LGTBIQ+, son seres humanos que no se han reproducido por esporas. Nacieron de padre y madre, como el resto de seres humanos. Tirar piedras contra el colectivo, es tirar piedras a la existencia humana. Se les han intentado borrar, castigar, aniquilar y silenciar de diferentes y sutiles formas. Maneras creativas para obligarles a pertenecer a una u otra casilla. Y los hay, personas de espíritu libre que no tiene por qué tener que ser definida.

¿Te imaginas una heladería que solo tenga helados de vainilla y chocolate? Yo elijo sin duda, la de fresa, coco, pitufo, limón, nata… y así, lo mismo con las sociedades.

A veces esto nos hace enfermar. Y nos convertimos en personas ciegas. ¿Y cómo se manifiesta? Volviendo a reproducir lo que vemos fuera del colectivo, dentro del colectivo. Nos convertimos en adultos temerosos, prejuiciosos, hostiles y poco amables, respecto a una crítica dura, sin piedad. Intentamos vomitar el daño que sufrimos por “no encajar”, en otros seres que simplemente están intentando sobrevivir y vivir como nosotros.

Tanto tiempo reprimiendo una sexualidad, que cuando somos adultos no sabemos cómo utilizarla y reducimos toda una sexualidad humana al coito. Parece que no somos capaces de “ligar” o que no sabemos sin tener que reducirnos a la genitalidad.

La emocionalidad de una relación íntima a veces queda congelada por el miedo a sufrir. O la incapacidad de vincularse por el miedo al abandono. Son solo algunos temas que se pueden abarcar en esta área.

El colectivo LGTBIQ+, necesita liberarse incluso de nosotres mismxs. Del juicio y el trato, a veces negligente (no siempre). Necesita liberar de tantas barreras invisibles impuestas. Defender unos derechos y conquistar los términos que históricamente nos han causado daño. Las personas del colectivo, somos la pura imagen viviente, de toda una riqueza humana, y eso, se nos olvida. Somos la viva manifestación de resistencia y sí encajamos en todos los sistemas sociales.

A pesar de todo. 🙂


Scroll al inicio
Abrir chat
1
Hola 👋
Soy Iñaki Aznarez!!!
¿Cómo puedo ayudarte?